Cómo mejorar la convivencia con tus adolescentes

CÓMO MEJORAR LA CONVIVENCIA CON TUS ADOLESCENTES:

Estrategias para Familias y Docentes

La adolescencia, ese temido puente entre la infancia y el mundo adulto que muchas veces resulta tan complicado de cruzar, tanto para aquellos/as que se encuentran en esa etapa vital, como para las familias y los/as docentes que los/as acompañan. La adolescencia, desafortunadamente, es una etapa que habitualmente no goza de muy buena fama. Sin embargo, esta puede ser una de las etapas vitales más enriquecedoras si somos capaces de abrir nuestra mente, no quedarnos en la superficie, entender los cambios que se producen en el cerebro de un/a adolescente y acompañarlos/as en esta etapa de una manera respetuosa, sana y positiva.

La clave para transitar este momento vital de manera “exitosa” reside en aprender a relacionarnos con la adolescencia y sus particularidades como una gran oportunidad de crecimiento personal de la que todas las personas que estamos implicadas en ella podemos llevarnos enormes aprendizajes. Es decir, el primer paso consiste en dejar de ver y vivir este acontecimiento de la vida de nuestros/as hijos/as y alumnos/as como un problema con el que tenemos que lidiar y que desearíamos que pasase lo más rápido posible.

Por esta razón, hoy quiero invitarte a que reflexionemos juntos/as sobre esta maravillosa etapa y ofrecerte estrategias que te ayuden a convivir con tu adolescente desde una nueva óptica a través de la cual puedas crecer con ellos/as y disfrutar de este intenso, pero apasionante viaje. Así que, si sientes que últimamente la relación con tu hijo/a o alumno/a adolescente se te está haciendo un poco cuesta arriba, toma nota de estos pequeños “tips” y pon en práctica nuevas formas de gestionar tus retos educativos diarios. Allá vamos:

1. Conecta con el/la adolescente que un día fuiste:

Sí, hubo un día en el que tú también fuiste un/a adolescente, distinto/a, sin duda, pero adolescente, al fin y al cabo. Por ello, para realizar un ejercicio real de empatía y comprensión honesta con el/la adolescente que tienes delante, no te pido que recuerdes lo que tú hacías o dejabas de hacer a esa edad o lo que te gustaba o no, sino que vayas un poco más allá. Intenta conectar con cómo te sentías en esa etapa llena muchas veces de incertidumbre ¿te sentías comprendido/a, perdido/a, respetado/a, valorado/a, menospreciado/a? Esta claro que cada persona es un mundo y, por ello, no hay dos adolescencias iguales. No obstante, es mucho más sencillo y poderoso conectar con los demás desde el sentir, ya que todas las personas en algún momento de nuestra vida hemos experimentado emociones similares. Así que en esta primera clave te invito a conectar con las emociones que viviste siendo adolescente, quizás así no te resulte tan complejo entender el mundo interior de tu hijo/a o alumno/a.

2. Asume tu nuevo papel de «copiloto»:

La adolescencia es un momento de exploración, de búsqueda de nuestra propia identidad. Es por esta razón que en esta etapa tratamos continuamente de tomar nuestras propias decisiones sin intervención externa, especialmente de un/a adulto/a. Muchas veces nuestros miedos como padres, madres o docentes a que se equivoquen o cometan “errores” que nosotros/as cometimos, nos llevan a querer decidir por ellos/as o a vigilar y controlar continuamente todas sus acciones. Sin embargo, si actuamos de esta manera y somos nosotros/as quienes pilotamos su nave, les estamos quitando la oportunidad de entrenar habilidades esenciales para su vida como son: la toma de decisiones, la proactividad, el gestionar un conflicto o resolver un problema cuando las cosas no salen como esperábamos, etc. En otras palabras, permíteles entrenar, ir haciendo su propio camino y simplemente ocupa el papel del copiloto de la nave. Es decir, aquella persona que está ahí para intervenir solo cuando el/la piloto lo solicita o le pide refuerzo. Acompañar no es sobreproteger o no dejar hacer, sino sostener cuando el/la otro/a nos necesita.

3. Pon atención a tu comunicación:

Una comunicación respetuosa, abierta y fluida es la clave para una relación interpersonal efectiva en cualquier ámbito y etapa de la vida. Esta clase de comunicación se debe nutrir con nuestros/as hijos/as o alumnos/as desde que son pequeños/as, ya que así iremos preparando el terreno para un hábito que resulta esencial en la adolescencia. Una comunicación respetuosa y que realmente abra una vía para la comprensión y el entendimiento pasa por una escucha empática. Nuestros/as adolescentes necesitan ser escuchados/as con atención, sin que nuestro contenido, juicio y forma de ver la vida invada esos espacios de comunicación. Pon en práctica la escucha activa y a la hora de comunicarte con ellos y ellas utiliza las preguntas como herramienta para descubrir su manera de ver el mundo y, desde ahí, poder invitarle a la reflexión sin que se sientan juzgados/as o incomprendidos/as.

4. Enfócate en encontrar soluciones, no culpables:

En los momentos de conflicto no hay nada más efectivo para conseguir una relación interpersonal sana y basada en la cooperación, que diseñar juntos/as un enfoque en soluciones, en vez de perder nuestra energía y tiempo en buscar culpables o caer en reproches. La próxima vez que te veas envuelto/a en un conflicto o en una situación retadora con un/a adolescente, procura no señalar, reprochar o culpar, sino expresar cómo te sientes, preguntarle a él/ella cómo se siente y desde ahí negociar y construir juntos/as un plan sobre qué podríais hacer cada una de las partes para que esa situación que os está causando malestar no vuelva a ocurrir.

5. No caigas en las clásicas luchas de poder:

Muchos de nosotros/as hemos oído en nuestra adolescencia frases del estilo de “porque lo digo yo y punto”, “mientras vivas en esta casa tendrás que hacer lo que yo diga”, “tú qué sabrás de la vida a tu edad”, etc. Este tipo de expresiones lo único que generan en nosotros/as es ganas de rebelarnos y “luchar” por aquello que creemos que no está siento justo. Si quieres mejorar la convivencia con tu adolescente, no le retes, aunque sientas que él o ella lo está haciendo contigo. No caigas en luchas de poder innecesarias y, en su lugar, intenta hacerle ver que efectivamente no puedes obligarle a algo, pero que te encantaría que hablaseis desde la calma de por qué eso que dice o hace no te parece adecuado y que te gustaría recibir su colaboración y conocer su punto de vista al respecto. Solo fomentando una relación basada en la horizontalidad que nos ofrece el respeto mutuo conseguiremos su cooperación y tener una convivencia en la que no nos veamos mutuamente como rivales, sino como aliados/as.

En definitiva, no olvidemos que la clave para poder mejorar la relación con nuestros/as adolescentes, tanto en el ámbito familiar como escolar, está en gran medida en nuestras propias manos. La manera en la que nos relacionemos con ellos/as y con esta etapa de sus vidas es lo que marcará la diferencia no solo en la convivencia del momento presente, sino también en el vínculo que creemos con ellos/as en el futuro. El mundo interior de los/as adolescentes es sin duda muy rico y diverso, y si como adultos/as tenemos curiosidad genuina por descubrirlo, nos daremos cuenta de que esta “temida” etapa no es en absoluto un reto o un problema, sino una valiosa oportunidad para crecer juntos/as, ayudarles a descubrirse y redescubrirnos a nosotros/as mismos/as en este proceso.

Marián Cobelas, Coach Personal, Consultora Motivacional y Educadora de familias en Disciplina Positiva.