El jardín de mis emociones

Cuando estamos tristes o enfadados casi nunca nos acordamos de cuando estamos alegres y creemos que no volveremos a estarlo jamás. A veces nos olvidamos que somos un todo formado por una serie de emociones diferentes y que, por tanto, cada día nos sentimos de distinta manera.

Si una nube pasa por delante del sol, el cielo se oscurece durante un momento y parece que el sol haya desaparecido. Luego la nube pasa y el sol vuelve a aparecer de nuevo. Es importante que ayudemos a nuestros hijos a entender que las cosas no duran siempre, ni las buenas ni las malas, ni las épocas tristes ni las alegres. Sin embargo, siempre existe la certeza de que el sol saldrá todos los días.
Cuando tu hijo este triste, tranquilízale explicándole que sólo es una parte de sí mismo y que todo pasa. Para que lo entienda os proponemos esta bonita actividad: elaborar un jardín que represente todos sus sentimientos. Como los colores de las flores cambiarán cada día, así lo harán sus emociones. Una buena manera de iniciar la conversación puede ser preguntándole: ¿Cómo está hoy el jardín?

Indicaciones para elaborar el jardín de emociones:
Coge papeles de colores (el papel de seda queda muy bonito para esta actividad); utiliza colores variados, tanto claros como oscuros. Recorta el papel en trozos pequeños. Luego pide a tu hijo que piense en un aspecto de su vida y que escoja un trozo de papel del color que lo represente.
A continuación, el niño tiene que arrugar el trozo de papel como si fuera una flor, pegarlo a una hoja de papel y dibujar un tallo y hojas por debajo. Luego tiene que pensar en otro aspecto de su vida o en otra persona, escoger otro trozo de papel y confeccionar otra flor. Y así sucesivamente hasta que haya dibujado tantas flores como quiera.
Algunos ejemplos pueden ser:
- Como está furioso con su mejor amigo hace una flor negra.
- Le gusta mucho su profesor de guitarra, se divierte mucho en las clases, y hace una flor amarilla.
- Su abuela no se encuentra bien y hace una flor azul que representa que se siente triste por eso.

Tú puedes llevar a cabo el mismo procedimiento y confeccionar tu propio jardín de emociones. Fijaos que algunos colores significan cosas diferentes para cada uno de vosotros. Fijaos también, en que color predomina en el jardín de cada uno; puede ser que combinen un gran número de colores o que aparezcan uno o dos preferentemente.

Mediante este juego podemos ayudar a nuestros hijos a entender que la vida no es de un solo color, sino multicolor. Además, le ayudará a ordenar sus sentimientos. Es muy adecuado cuando el niño se siente mal y lo manifiesta portándose mal.
El juego se puede practicar mentalmente otros días para ver qué colores aparecen en el jardín. Puede ser un buen truco para entender cómo se siente el niño. Pregúntale qué colores aparece ese día en su jardín. Otro día podéis hacer otro jardín diferente y fijaos que las flores son de colores diferentes a las del jardín anterior.

Fuente: Juegos para el bienestar emocional de tu hijo

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